Veo esa cara y se me acaba el mundo,
veo esa cara y se me parte el corazón,
y me quiero morir.
No sabré nada más de él,
nunca más,
nunca más.
No entiendo como he podido seguir adelante sin él.
Lo pienso, y no lo entiendo,
siempre con sus enseñanzas
y sus coletillas,
recordándolas,
y sonriendo, al oír su voz decirme: No te rindas.
Porque, de alguna manera, me lo dice.
"Ante los problemas,
lo bueno es reír."
Canto la canción que él y sus amigos me enseñaron,
para alegrar un corazón y hacer que vuelva a escuchar.
Sé que no se me va a olvidar.
Una palabra, un sentimiento.
Oigo el "Escarlata", y me muero,
me muero por dentro, porque sé que nos volveremos a encontrar,
pero en tiempos pasados,
que nunca habrá nuevas aventuras,
nuevas risas, nuevos chistes malos,
nuevos celos y nuevos llantos.
Nunca volveremos a encontrarlos,
ni a encontrarnos.
Nunca volveremos a reír juntos,
a buscar un castillo unidos, o a escapar de la policía como sea.
Nunca saldrás de mi corazón,
y cuando pienso que no te volveré a ver,
porque todo ha terminado,
se me acaba el mundo,
me sangra el corazón,
y me quiero morir.
Porque no volveré a verte sonreír.
Sé que no rima mucho, pero es lo que siento ahora mismo, y quería que todos y todas lo supiesen. He querido resaltar que... que el mundo toca a su fin cuando lo veo sonreír "en ese determinado momento", porque sé que nunca más sabré de él.
Este "poema" está dedicado a mi primer amor. Y ahora sí creo lo que dice la canción: "El amor verdadero, es tan solo el primero."
Me muero sin ti, y sé que no volverás.
(Que no os engañe el reloj, son las 2:05 de la madrugada.)